El 5 de diciembre de 1945 una escuadrilla de cinco aviones
torpederos Avenger TBM-3, pertenecientes a las Fuerzas Aéreas norteamericanas,
desaparecieron sin dejar rastro durante unos vuelos de práctica a pocos minutos
de haber partido de su base de Fort Lauderlade, Florida. La desaparición se
produjo en la zona que popularmente se conoce como “El Triángulo de las
Bermudas”.
La flota de aviones, bajo el nombre clave de vuelo 19,
estaba preparada para afrontar condiciones de clima adverso y estaban provistos
de combustible suficiente para volar cerca de 1.800 kilómetros. Sin embargo,
las condiciones del clima en ese día eran más que favorables (apenas unas pocas
nubes en el cielo), y las desapariciones se produjeron cuando los torpederos
habían volado apenas unos 120 kilómetros desde el despegue.
Casi dos horas después de haber salido de la base militar,
el piloto del avión insignia, el teniente veterano de marina Charles C. Taylor
habló a la torre de control desconcertado. Habían perdido el rumbo. “No estamos
seguros de nuestra posición. No podemos avistar tierra”, repetía el hombre a
cargo de la escuadrilla de aviones. “Todo parece raro… hasta el océano está
distinto…parece que estuviéramos sobre aguas blancas…”
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